Nació al mundo en Lillo, España, en el año 1881, y murió en la pradera de San Isidro
de Madrid el 15 de agosto de 1936.
Sus padres eran Ricardo Moragas e Isabel Cantarero. Le pusieron
por nombre Elvira, pero se lo cambió al entrar en la vida
religiosa.
Tardó algún tiempo en entrar en el convento por los consejos
de su director espiritual porque tenía que cuidar de su hermano menor.
En
1915, cuando su hermano se hizo mayor, por fin pudo cumplir uno de sus grandes
deseos: ser carmelita. Al terminar su noviciado, hizo ante el Señor los
votos de su profesión religiosa el día de Reyes del año 1920. En 1927 la
eligieron abadesa o superiora del monasterio y poco tiempo después, debido a sus
cualidades y a su santidad de vida le dieron el cargo difícil de maestra de
novicias. A menudo comentaba entre sus hermanas su anhelo de morir
mártir.
Dos semanas antes había estallado la cruel e inhumana guerra civil
española. En tiempos de dificultad enorme, la vuelven a elegir superiora
el uno de julio del 1936. Comenzó la persecución religiosa. Los
conventos, seminarios e iglesias empezaron a notar la devastación de los
enemigos de la fe. Uno de ellos fue su convento.
Ella envió a las hermanas a
lugares seguros y ella misma se fue a casa de su tía. La arrestaron en
agosto.
Soportó inútiles interrogatorios. Y sin ninguna prueba contra ella, la
mataron –confesando su fe en Cristo– en la Pradera de San Isidro. Fue
beatificada por Su Santidad Juan Pablo II el 10 de mayo de 1998.
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